ELPELIGRO NOS ACECHA SIEMPRE EN LA CARRETERA
Esta mañana del sábado nos tenía reservadas varias sorpresas muy desagradables. La lluvia caída a primeras horas de la madrugada ha constituido una trampa desagrdable para los que nos movemos en nuestra bici.
Salíamos unos pocos desde nuestro punto habitual de concentración en el tanatorio de San Javier en dirección a nuestra ruta habitual hacia Portman. Pero mucho antes, en la rotonda anterior a la gasolinera de salida de Los Alcázares caía súbitamente Antonio al tomar dicha rotonda al resbalarle la rueda delantera por efecto de la carretera mojada. Golpeó con el pómulo en el asfalto arrastrando la cara por el mismo, perdió el conocimiento por unos minutos hasta que logró reanimarse, pero metió el miedo a sus compañeros ante tal desagradable situación. La ambulancia actuó rápida y lo trasladó al Hospital Los Arcos, donde le efectuaron las curas requeridas ademas de RX y TAC, resultando todas las pruebas satisfactorias, a excepción de haberle quedado la cara como un cromo. Aún así un golpe con suerte que debe de hacernos recapacitar a todos sobre los riesgos que corremos en la carretera.
Pues todo no quedó ahí, ya que la mañana nos reservaba una sorpresa aún más desagradable.
Después del accidente de Antonio los demás reanudaon la marcha a la que se adherieron unos compañeros de Torre Pacheco, y contándoles lo ocurrido, JuanMa de Torre Pacheco pillaba una piedra que le hizo caer de mala manera, perdiendo el conocimiento sin que le pudiera reanimar enseguida. Fue trasladado también a Los Arcos donde le diagnosticaron rotura de clavícula, fractura de pómulo y contusión en la rodilla. Partió en dos la horquilla de su bici.
En el momento de su caída iban detrás de él Paco "el cayo" y David Pintado que no tuvieron tampoco escapatoria y cayeron al suelo, que aunque sin daños físicos aparentes, rompiendo las bicis de forma aparatosa, en especial la de Paco que partía en dos el cuadro de carbono.
En fin, una jornada para olvidar y recapacitar, y para alguno, como el servidor que escribe este artículo, para darse cuenta de lo fragíles que somos y de que no somos y estamos tan fuertes como nos creemos. Puedo decir que he vuelto a nacer, aunque si no hubiera sido así hubiera pasado al otro barrio sin sufrimiento porque os puedo asegurar de que no me he enterado de nada, desde antes de la caída hasta que he recobrado la consciencia en la ambulancia camino del hospital.
Salíamos unos pocos desde nuestro punto habitual de concentración en el tanatorio de San Javier en dirección a nuestra ruta habitual hacia Portman. Pero mucho antes, en la rotonda anterior a la gasolinera de salida de Los Alcázares caía súbitamente Antonio al tomar dicha rotonda al resbalarle la rueda delantera por efecto de la carretera mojada. Golpeó con el pómulo en el asfalto arrastrando la cara por el mismo, perdió el conocimiento por unos minutos hasta que logró reanimarse, pero metió el miedo a sus compañeros ante tal desagradable situación. La ambulancia actuó rápida y lo trasladó al Hospital Los Arcos, donde le efectuaron las curas requeridas ademas de RX y TAC, resultando todas las pruebas satisfactorias, a excepción de haberle quedado la cara como un cromo. Aún así un golpe con suerte que debe de hacernos recapacitar a todos sobre los riesgos que corremos en la carretera.
Pues todo no quedó ahí, ya que la mañana nos reservaba una sorpresa aún más desagradable.
Después del accidente de Antonio los demás reanudaon la marcha a la que se adherieron unos compañeros de Torre Pacheco, y contándoles lo ocurrido, JuanMa de Torre Pacheco pillaba una piedra que le hizo caer de mala manera, perdiendo el conocimiento sin que le pudiera reanimar enseguida. Fue trasladado también a Los Arcos donde le diagnosticaron rotura de clavícula, fractura de pómulo y contusión en la rodilla. Partió en dos la horquilla de su bici.
En el momento de su caída iban detrás de él Paco "el cayo" y David Pintado que no tuvieron tampoco escapatoria y cayeron al suelo, que aunque sin daños físicos aparentes, rompiendo las bicis de forma aparatosa, en especial la de Paco que partía en dos el cuadro de carbono.
En fin, una jornada para olvidar y recapacitar, y para alguno, como el servidor que escribe este artículo, para darse cuenta de lo fragíles que somos y de que no somos y estamos tan fuertes como nos creemos. Puedo decir que he vuelto a nacer, aunque si no hubiera sido así hubiera pasado al otro barrio sin sufrimiento porque os puedo asegurar de que no me he enterado de nada, desde antes de la caída hasta que he recobrado la consciencia en la ambulancia camino del hospital.
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